Cada vez que una gran empresa como Microsoft se mueve para comprar otra empresa, llama la atención de la Comisión Federal de Comercio de EE. UU., que revisa críticamente los acuerdos en interés de la ley antimonopolio.
Cuando se le preguntó al director ejecutivo de Microsoft, Satya Nadella, en una entrevista con el Financial Times si le preocupaba que la FTC pudiera bloquear el acuerdo, expresó su confianza en que la empresa no tendría ningún problema en cerrar el trato para adquirir Activision Blizzard.
Según Nadella, el acuerdo convertirá a Microsoft en la tercera empresa más grande de la industria de los videojuegos, detrás de Sony y Tencent.
Inmediatamente después de que se anunció el acuerdo a mediados de enero, las conversaciones en la red de noticias de negocios CNBC incluyeron conversaciones sobre si el acuerdo sería problemático desde un punto de vista antimonopolio o monopólico, y el consenso general de las mentes hablantes fue que el acuerdo no lo sería.
Figuras clave en la red como David Faber y Jim Cramer señalaron que la compañía no ha sido vista de esa manera en los últimos años, aunque en el pasado ha sido revisada más críticamente desde la perspectiva antimonopolio de Microsoft.
Tras el anuncio del acuerdo, el CEO de Blizzard, Bobby Kotick, y el CEO de Microsoft Gaming, Phil Spencer, acudieron a CNBC para discutir numerosos temas relacionados con la adquisición.
Microsoft no tendrá que preocuparse de que la FTC impida que se produzcan sus acuerdos, ya que empresas mucho más grandes como la empresa matriz de Facebook, Meta, y la empresa matriz de Google, Alphabet, se consideran amenazas mayores desde una perspectiva monopólica.